La tierra se formó
hace aproximadamente unos 4,600 millones de años, y la evolución en sus
diferentes formas de vida ha sido muy lenta y discontinua, aunque progresiva.
Desde los hominoídeos
como el Proconsul (que vivió en África
oriental hace entre 23 y 14 millones de años) y el Keniapithecus (África orienta, 14 m.a.) tras producirse hace entre
7 y 4,5 m.a., la separación de la línea que llevará, hasta los primates
antropomorfos actuales – se evolucionó hasta los dos estadios de homínidos: el
prehumano y el propiamente humano.
El primer grupo de homínidos
esta representado por el Ardipithecus
ramidus, (4,4 m. a.), los Australopithecus
– A. anamensis (4,2 a 3,9 m. a.); A. afarensis (3,5 a 3 m. a.); A. africanus (3 a 2 m. a.) y los Paranthropus- P. aethiopicus (2,5 a 2,3 m. a.); P. boisei (2, 3 a 1 m. a.); P.
robustus (1,8 a 1 m. a.) - El segundo estado evolutivo lo protagoniza el
género Homo, surgido hace unos 2,5 millones de años; dentro de este último se
han diferenciado las especies siguientes: Homo
habilis (1,9 a1,6 m. a.); H. ergaster
(1,8 a 1,4 m. a); del que se desprenden el H.
erectus (1,2 a 0,2 m. a.) y el H.
antecesor (0,9 a 0,78 m. a.); de este último se desprenden el H. heidelbergensis (0,5 a 0,23 m. a.); que
da lugar al H. neanderthalensis (0,23
a 0,03 m. a.) y el H. rodhesiensis (0,5
a 0,03 m. a) que da lugar al H. sapiens
(0,04 m. a.).
Aunque la especie actual comenzó su
camino desde hace 40,000 años es deudora de todos los cambios biológicos,
descubrimientos técnicos y elaboraciones culturales, que protagonizaron sus antecesores.
El homo habilis fabricaba ya instrumentos
rudimentarios, a este respecto algunos investigadores sostienen que esta
tecnología demuestra la existencia de algún tipo de lenguaje, ya que sin él no
le hubiese sido posible transmitir las enseñanzas para la fabricación de utensilios
de piedra, o la coordinación de las estructuras sociales, aunque este lenguaje
haya sido muy limitado.
En estudios realizados a restos
craneales de especímenes de homo habilis se muestra que en ellos ya existía un
cierto desarrollo de las áreas cerebrales de Broca (que controla los músculos necesarios
para la fonación ) y de Werniecke (relacionados con la comprensión de los
sonidos y las palabras) si bien estos estudios no demuestran que este homínido
hablase sí demuestran al menos que tenía las bases neurológicas para
desarrollarlo.
En cualquier caso,
para que el lenguaje humano sea posible deben existir tres requisitos:
estructura anatómica de la fonación, centros nerviosos para la regulación del
sonido y centros de integración entre los sonidos y los símbolos.
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