martes, 15 de mayo de 2012

Los mitos en la cultura mexica


Identificación y pertenencia a través del mito

 Para mí los mitos han representado la posibilidad de conocer cómo los antiguos pobladores de Mesoamérica resolvían sus dudas, miedos y preocupaciones, también daban orden y forma a su existencia, se explicaban los fenómenos naturales, el origen del hombre y su relación con el cosmos, de igual forma normaban sus conductas y concebían héroes o dioses que les harían más fácil su existencia.

El propósito de este trabajo es hacer un breve recorrido desde la aparición del lenguaje como herramienta básica para la construcción de los mitos, explicar qué son los mitos y cuáles son sus principales características, a partir de esta explicación, indagar ¿qué función tienen los mitos en el desarrollo de las culturas? y ¿los mitos de los mexicas, tienen alguna repercusión en nuestros días?, estos cuestionamientos me surgieron a partir del estudio de textos históricos, en los que se explica como los pueblos de diferentes épocas y lugares crearon mitos que les daban cohesión e identidad de grupo y reflexionaba si los mitos mexicas creados antes de la conquista podían después del mestizaje cumplir esa función.

El mito en la cultura
Una parte importante de la cultura mexica son los mitos, (Morin, 2001) “cultura  es el conjunto de hábitos, costumbres, prácticas saber-hacer, saberes, reglas, normas, prohibiciones, estrategias, creencias, ideas, valores, mitos, que se perpetúan de generación en generación….”[1], el seguimiento de los mitos por parte de los integrantes de una comunidad crea los ritos que a la vez justifican el mito.

Una de estas necesidades se resuelve con los mitos de origen, que juegan un papel preponderante en la construcción de las culturas mesoamericanas, los mitos forman parte de un macrosistema en que todos los ámbitos de su vida se encuentran interconectados, hasta el punto de formar un orden explicativo de muy amplia comprensión: la cosmovisión. La vida ritual sustentada por los mitos tenía preponderancia dentro de la cultura mexica.

Significado de mito
Etimológicamente la palabra “mito” proviene del término griego mythos, que significa, discurso, relato, narración, fábula, cuento, con un sentido amplio que se concretaba según su uso en un contexto determinado, en el siglo V a. C., mythos pasó a designar el relato tradicional, la narración figurada y dramática, opuesta al discurso razonado o al razonamiento, el logos.

Qué son los mitos
Los mitos básicamente son la narración de un acontecimiento fundador, que explica hechos referentes a un pasado común, una lengua y costumbres semejantes, con un componente teológico,  moral o cosmológico, con el que los creadores pretenden hacer comprensible y manejable su existencia, ordenar su realidad y justificar sus vicisitudes. “El mito es (….) el desarrollo temporal y narrativo de una institución simbólica pura y atemporal”[2], el mito no necesita el valor explicativo, pero tiene una función simbólica elaborada mediante analogías con los hechos naturales. También ilustra las reglas de conducta de los pueblos, la moral, las hazañas en la guerra, proporciona información sobre la raza, la cultura y la política, aunque también fue considerado como un discurso artificial por Platón y como un relato falso por Herodoto. Por supuesto no es un instrumento fidedigno para registrar las acciones de un pueblo, pero es un importante transmisor de la memoria del pasado de las comunidades o los pueblos.

Los primeros hombres crearon los mitos para comprenderse a sí mismos  y a la humanidad, “Antes que la historia el mito fue el primer relato acerca del pasado que intentó ofrecer una idea inteligible sobre los orígenes del cosmos y del ser humano”[3], con base en estos relatos se explicaban la relación con sus dioses, entendían el presente y los grandes temas que les angustiaban y preocupaban, se situaban dentro la naturaleza y el cosmos, y comprendían su relación con las demás criaturas. Creaban ritos de adoración que les daban sujeción y control y los hacían sentirse pertenecientes a esa cultura en particular, brindándoles seguridad. Los mitos astrales y terrestres daban forma a su concepción del cosmos, estableciendo sobre éstos verdaderas cosmologías que regían todos los ámbitos de su vida.

Todo lo que los hombres no comprendían, los mitos se los explicaban, los acercaban al entendimiento de su pasado, desde su creación de origen divino, descendientes de un dios creador o una diosa madre, hasta su transición al mundo de los muerto, en donde se reunirían con sus antepasados y sus dioses, dándole significación a su paso por esta vida, donde la finitud de la existencia lo abruma y la creencia de una existencia después de ésta lo reconforta.

En la cosmovisión mexica sí existía la figura femenina como creadora de vida o compañera de algún dios y no en el papel de subordinada, como en la cultura española.  Estas son algunas de las diosas más importantes: Coatlicue, "La de la Falda de Serpientes" (madre de los dioses y de la tierra), Tonantzin, Nuestra Madre. Madre de Huitzilopochtli, Chalchiutlicue, " la falda de jade " diosa de la de la purificación. Chalchiutlicue la compañera de Tlaloc,  Xochiquetzal, significa "flor preciosa" diosa de la procreación y el nacimiento. Coyolxauhqui, diosa lunar, hermana de Huitzilopochtli e hija de Coatlicue.

En el texto de Austin, Los mitos del tlacuache, nos explica que con el mito ocurre lo que con la religión y la magia, son tantos los criterios definitorios, en el mejor de los casos o la ausencia de criterios claros en el resto, que hace que se formen lo que algunos llaman “cajones de sastre”, esta falta de bases definitorias impide la adecuada comunicación entre los especialistas ya sean etnólogos, sociólogos o historiadores y no sólo con el afán de que algún día se llegue a la definición única del mito, sino para que con el conocimiento claro de los distintos puntos de partida se facilite la discusión científica, por el momento esto no ha sido posible, Para decirlo en términos de Lévi-Strauss, el estudio del mito seguirá “complaciéndose en el caos”[4].

(Ricoeur, 1950-1985), los mitos se pueden clasificar por su temática en tres grupos.
1.    La creación, el origen la era del caos, donación de dios al hombre
2.    Caída del hombre 2o. Episodio de los orígenes del hombre
3.    El alma desterrada, concentración en el mismo destino del alma
           
            Una clasificación similar desarrolla Florescano, en cuanto a la creación de los mitos, “...cuyo propósito es contar el origen de tres acontecimientos fundadores:            primero la creación y el ordenamiento del cosmos, luego el origen de los seres humanos, de las plantas curativas y del sol, y por último el establecimiento de los reinos y las dinastías”.[5] Los mitos de origen tenían la peculiaridad de situarse en el momento de la creación absoluta, en la que de una vez y para siempre se estableció la organización del cosmos y la relación  el hombre con la naturaleza, se trata de una mentalidad que rechaza el acontecimiento, la acción individual y el transcurrir temporal, concebían a un ser creador del cosmos y del hombre, a una divinidad vaga y misteriosa, a la que le concedían atributos deseables para sí, un ser todo poderoso que regiría sus vidas y el cosmos y al que tendrían que someterse y servir, si no querían sufrir su ira, así el sentido religioso a través del mito da sentido y unifica, la vida carece de sustancia si no se reproduce en el momento de la creación. Los mitos también narran la vida del propio pueblo, las conquistas, la fundación de reinos y constituye una síntesis de sus valores sociales más estimados, que lo identifican como nación.

Sin embargo el comportamiento divino no es seguro ni predecible y enfrenta al hombre a la incertidumbre por lo que tiene que crear ritos que le permitan agradar a su dios, entregándole ofrendas primiciales, ya sea de sus cultivos o de los animales que criaban, hasta entregarle lo más sagrado, la vida, dentro de la cosmovisión de los mexicas los sacrificios humanos estaban justificados, porque en la construcción de su mundo, proporcionar a sus dioses la sangre y el corazón humanos ayudaba a perpetuar el movimiento del cosmos. Además, “debían contribuir con su esfuerzo— y aún con su propia vida- a la continuidad de los ciclos y a la renovación de las criaturas”.[6]

Los mitos (Austin, 1998 cita a Girard), principian casi siempre en un estado de extremo desorden, puede tratarse de fenómenos como inundaciones, sequías o hambrunas, pero en todas partes la situación puede resumirse como una crisis, que para la comunidad y su sistema de cultura supone un peligro de destrucción total, por lo que insta a cumplir con un culto, es probable que mitos y cultos prosperaran juntos,  en algunos casos teniendo el mito como origen y en otros a partir del culto, pero una vez establecidos mito y culto serán parte integral uno del otro funcionando de modo complementario. También sostiene que el mito encuentra su origen en el mecanismo prístino de la victima propiciatoria y no sólo el mito, sino también todo lo religioso fundamentalmente el rito, las reglas esenciales del orden cultural, el poder político, el poder judicial, las fiestas, el juego, las prohibiciones del incesto, el arte de curar, el teatro, la filosofía…….Y hunden sus raíces, en la institución de la victima propiciatoria para encausar la violencia incontrolada.

El mito de la creación del cosmos en los pueblos mesoamericanos tenía el propósito de dotar de identidad común a un pueblo, sentido colectivo y cohesión, así al sentirse pertenecientes de una cultura al compartir las mismas costumbres, mitos, ritos, etcétera, construían una identidad étnica que creaba lazos de solidaridad y permitía recoger y trasmitir los conocimientos indispensables para asegurar la sobrevivencia del grupo como tal.

Con lo anterior podemos entender que la cosmovisión de los pueblos originarios está también formada por mitos que le dan sustento al pensamiento y al proceder de sus miembros, todas las actividades que conformaban su cultura estaban intrínsicamente relacionadas, por tanto todos los ámbitos de su existencia eran regidos por sus mitos, que a su vez hacían posible el culto a los protagonistas de estas narraciones convertidos en dioses, así para darles sustento y continuidad a estas historias se crearon los ritos, en este circulo mito—culto—rito, que a la vez se que reforzaban la cohesión entre los pobladores, permitía la repetición y trasmisión de los mitos.

La construcción de una nueva cultura
La conquista no significó la destrucción total de las culturas mesoamericanas, los españoles procuraron la supervivencia de muchos elementos fundamentales para la realidad prehispánica, otros sin embargo perdieron esta integración al sistema ideológico y adquirieron una función y representación nuevas, entre éstos, los mitos religiosos que ya no se vivieron como la parte de un todo integrado, del que tomaban forma y sustento sus ideas y acciones.

El propósito es saber si después del mestizaje entre las culturas mexica y la española y como resultado de esta unión el desarrollo de una nueva mentalidad y una nueva cultura, los mitos de origen de los mexicas aún conservan la capacidad de dar identidad, y cohesión con el grupo.

Dotar de identidad dice Florescano, es una de las funciones históricas del mito, pero ¿es necesario saber la génesis del mito?, “Sí, porque el propósito es verlo inmerso en la corriente histórica, como un producto social. Pero no sólo es necesario tomar en cuenta el génesis, sino su capacidad generadora y condicionadora de otros procesos, ya que se trata de un hecho ideológico”, [7] que modifica la visión del mundo cada vez que se escucha el relato, sin importar las veces que se le escuche, cada una será diferente a la anterior“, cada narración es una nueva creación, el relato va cambiando a paso propio, llevado por su dinámica y las circunstancias”[8]. Porque toda interpretación de un hecho pasado se interpreta en el presente, “Ahora se sabe que el pasado depende parcialmente del presente”.[9]

Este relato que ha trascendido hasta nuestros días no es el mismo que se contó muchos años atrás, porque cada vez que se cuenta su representación es contemporánea, y la realidad del mito cambia, “Pero ni es el mismo mito ni es otro distinto. Transita de una tradición a otra modificándose profundamente, porque no sólo esta compuesto de palabras, En el transito se tiñe con la asimetría que esta más allá de lo lingüístico, porque es parte de otro paso mayor”. [10]

El valor de los mitos es mostrarnos como con estos relatos los antiguos pobladores resolvían sus miedos. Trato de situarme en su entorno y suponer el miedo y la desesperación que sentiría al enfrentarme a la fuerza de la naturaleza, en una noche lluviosa, iluminada sólo de vez en vez con la luz de un rayo y segundos después el rugido del trueno. En la actualidad casi todos sabemos a grandes rasgos que causa este fenómeno natural y aún así nos sentimos medrosos y vulnerables. Me imagino lo reconfortante que fue para los mexicas, tener una narración que explicara éste y otros fenómenos naturales. Además al compartir el mito dentro de su comunidad los integraba como miembros de la misma.

Algunos mitos han llegado hasta nuestra época y con base en ellos podemos reflexionar sobre cómo era el mundo que los rodeaba a los mexicas e incluso el que imaginaban, antes que la ciencia diera explicación al origen del hombre, a los fenómenos naturales o la rotación de la tierra, nuestros antepasados crearon este sistema de ideas, que daba solución a sus preguntas, que daba sosiego a sus miedos y daba cohesión e identidad étnica.

            El mito de origen del hombre es uno de los más hermosos e interesantes de la cosmovisión mexica, (López Lujan, 1996), Quetzalcóatl el dios mexica es el creador del hombre actual. Antes que él, otros dioses ya habían creado hombres, pero éstos habían perecido ya sea disueltos o convertidos en peces, por un diluvio o llevados por el viento y convertidos en monos. La leyenda de los soles dice que Quetzalcoatl bajó hasta el inframundo a los dominios de Mictlatecuhtli. Toma los huesos sagrados de los ancestros de hombre y mujer, Mictlatecuhtli, que en un inicio le permite llevárselos cambia de opinión y ordena a sus mensajeros que lo alcancen y le quiten los huesos. Quetzalcoatl corre con los huesos, cae en un pozo y muere. Cuando despierta del sueño eterno, recoge los huesos y los lleva a donde moran los dioses, los muele en una vasija sagrada y sangra su pene sobre ellos, así nacieron los hombres llamados macehuales, que significa por los que los dioses hicieron penitencia. Estos hombres fueron hechos para adorar a los dioses para que no perezcan.

            Me parece que un mito como éste al ser narrado crea en quién lo escucha un sentimiento de cohesión con el grupo, por el hecho de haber sido construidos a partir de la misma sustancia, orgullo por ser creado por un dios, la obra que no tuvo un fatal desenlace y por haber recibido el favor de la penitencia de Quetzalcoatl que derramó su sangre a favor de los hombres. Con el don de la vida y la certeza del amor del dios por su creación y la sangre de un dios derramada en penitencia el hombre no podía más que adorarle y construir ritos para demostrar su agradecimiento, ofreciendo hasta su sangre, situada en alta estima como dadora de vida.

            Me fue muy interesante hacer este trabajo por el hecho de que tanto cultura científica como estudios sociales e históricos y lenguaje y pensamiento se pudieran relacionar, porque los textos que he leído en las tres materias han coincidido en algunos temas, como son: el lenguaje, la cultura, los mitos, entre otros y se han conjuntado para facilitar el aprendizaje, no sólo de los hechos o las tesis sino de las ideas y como a partir de estas se generan los inventos, los descubrimiento y hasta los cambios sociales.

Lo que me deja claro es que para tener un cambio social, lo primero sería lograr un cambio en la forma de pensar de la sociedad, tal vez pensar en un mundo mejor sea utópico, pero los procesos históricos son a largo tiempo y así como salimos del mar y evolucionamos, de las cavernas y hablamos y construimos culturas, así como pasamos del servilismo al liberalismo, también podremos desarrollar otra forma de vincularnos con nuestra especie y con las demás, sin ser esclavos o siervos, pero tampoco amos o depredadores. Tal vez el punto medio, el equilibrio del hombre con todo lo que le rodea tarde mucho tiempo y no lo tenemos, destruimos el planeta a pasos agigantados. Ese mundo mejor, espero, lo verán las próximas generaciones y pienso que al encontrarse con un mito, éste les aportará afinidad e identidad de grupo.



BIBLIOGRAFÍA

B. Tylor, Edward, citado en Una brevísima introducción a la antropología social y cultural, Monaghan John, Peter Just, Edit. Océano, p.55

Florescano Enrique, 2000, Para qué estudiar y enseñar historia, México, Edit. IEESA, pp.27-29

García Berrio, en Orfeo y Eurípides en un relato de Julio Cortázar, de Francisco Javier Capitán Gómez, www.ucm.es/info/amaltea/revista/cero/10_Capitan.pdf

Girard, La violencia y lo sagrado, pp. 100, 101 y 103

Lévi-Strauss, Antropología estructural, cita en Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM

López Austin, Alfredo, Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM, p.102

Morin Edgar, El método, p. 40

Redford, Donald B, 2003, Hablan los dioses, Diccionario de la región Egipcia. Barcelona, Edit. Crítica, S. L. p. 173

Repetto Talavera Elvira, Fundamentos de la orientación, Edit. Morata, Madrid, 1992, p.143

Ricoeur Paul, Del simbolismo a la hermenéutica, 1950-1985. Madrid, Edit. Gráficas Loureiro,

Wulf Christoph, Antropología, historia, cultura, filosofía, traductor Barreto González Daniel, Edit. Anthropos, p.37


[1] Edgar Morin, El método V, Madrid, Ed. Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S .A.). 2003.  p. 40
[2] García Berrio, en Orfeo y Eurípides en un relato de Julio Cortázar, de Francisco Javier Capitán Gómez, www.ucm.es/info/amaltea/revista/cero/10_Capitan.pdf
[3]Enrique Florescano, 2000, Para qué estudiar y enseñar historia, México, Edit. IEESA, pp.27-29

[4]Lévi-Strauss, Antropología estructural, en Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM
[5] Florescano Enrique, 2000, Para qué estudiar y enseñar historia, México, Edit. IEESA, pp.27-29

[6] López Austin, Alfredo, Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM, p.102

[7]López Austin, Alfredo, Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM, p.102
[8] Ídem
[9] Jacques Le Goff, Pensar en historia, España, Edit. Paidos, 2005, p. 52
[10]López Austin, Alfredo, Los mitos del tlacuache: Caminos de la mitología Mesoamericana, México, 1998, UNAM, p.102